Europa. Reino Unido 1

6 y media de la mañana. Londres. Civilización otra vez………. Llegamos rotos. Lo primero sacar dinero. Lo segundo alquilar el coche, y lo tercero, desayunar. Una vez que tenemos el coche… ¿¿a dónde vamos?? No queremos quedarnos en Londres porque no tenemos alojamiento reservado, sabemos que es caro (aunque después de Zanzíbar no lo va a parecer tanto) y además, ya lo conocemos. Pues tira p’adelante y p´arriba, a Edimburgo, en Escocia. Como no tenemos ni prisa ni plan, nos pararemos donde nos apetezca.

Anda, mira, si Oxford está de camino…vamos a visitarlo. Es un pueblo bien bonito y ahora que llega el verano está todo requeteverde y lleno de flores. Qué gusto ¡Tampoco nos apetece verlo TODO porque estamos agotados del viaje, pero sí nos da para ver uno de los Colleges más importantes, el de Christ Church, donde se rodó Harry Potter. Pero qué ambiente tan inglés hay por todas partes…..gótico de arquitectura y más tarde les pedimos a las niñas que identifiquen algunas cosas como los arbotantes, el medio punto, rosetas, vidrieras. Así están más entretenidas. Mientras tato, miramos en las tiendecillas para comprar a Ainoa su tercer par de sandalias porque las tiene destrozadas.

Después de comer iniciamos nuestra búsqueda de alojamiento ya fuera de Oxford. El campo está de un verde imposible y las carreteras, para desgracia de Luis son estrechas y con muchos límites de velocidad , pero son un deleite visual para ver ovejas y campiña y HACE SOL ¡ Por el camino paramos en un área de descanso que más bien parece un spa, con unas praderitas alrededor en las que hay hasta un lago lleno de patos y también cisnes, que como son propiedad de la reina en todo el país y no se pueden tocar, pues hay superpoblación, como en china con los chinos. Qué pocholada de sitio, qué campiña, qué florecillas…..

Pues esto de los B$B (Bed and Breakfast) tan famosos de Inglaterra ya no tienen tanto de mito porque son caros, carísimos……..nos acercamos hasta Stratford–Upon–Avon, lugar que está entre mis recuerdos literarios y que es el pueblo natal de Shakespeare y lugar del que, para consuelo de los que sufren por la media nacional en literatura, no han oído hablar los ingleses del rent a car a los que les preguntamos dónde estaba. Después de dar unas cuantas vueltas nos acoplamos en un Travel Lodge y nos quedamos por dos días.

Ya son las 7 de la tarde y salimos a ver el pueblo que es una pocholada, con sus casitas de estilo tudor y tejados de paja negra rodeadas de jardines y florecillas. Pero está desierto. ¿Dónde está la gente? Si es casi verano y anochece a las 10 ¡ Vamos a cenar a algún sitio pero o están cerrados o se han acabado los menús especiales hace una hora. Es que este país se paraliza a las 6 de la tarde. Dios mío…Si es el mejor momento para salir a por unas cervezas. Ahora mismo debe estar toda España en la calle tomando la fresca o la merienda. Al final lo único que encontramos abierto a un precio decente es el Pizza Hut. Caemos rotos en la cama.

Decidimos quedarnos un día más y descansar pero hay mucho que ver alrededor y con este tiempo tan magnífico no vamos a perder la oportunidad. Hay algunos castillos que cierran pronto y están como a media hora, granjas, pueblecillos……. Luis se queda en el hotel y yo me voy con las niñas a ver la Granja de Missis Arden, la madre de Shakespeare.

Sara y Ainhoa se lo pasan bomba. Esta es una granja de época que funciona de verdad y donde la gente que trabaja en ella va vestida de época también. Podemos ver las ovejas, las ocas pasean por ahí…damos de comer a las cabras, perseguimos al gallo y hasta vemos una exhibición de cetrería. Es todo muy medieval con sus mesitas de picnic y todo.

Por la tarde nos damos un paseo por el pueblo que sigue igual de muerto. Pasamos por delante de la casa de Shakespeare a la que no entramos porque ya está cerrada. Vamos al lago desde donde sale un canal en el que hay unas barcazas donde vive la gente y en el que hay muchísimos cisnes. Qué bonito todo. Y qué ordenadito y qué limpio.

Pero claro, todo esto está así primero porque llueve tres de cada tres días y porque son pueblos pequeños donde no hay mucho que hacer excepto arreglar las florecillas del jardín. Además no se te ocurra pisar fuera de la línea porque te ponen multa. Tampoco aparques ahí, ni tuerzas por allá, todo es STRICTLY prohibited, limited or fined……Empezamos a sentir cierta presión incómoda. Cámaras por todas partes, no hagas más ruido del debido, no vayas a más de 50, carteles que te lo recuerdan continuamente, rayas amarillas por todas partes, horarios muy estrictos (y nosotros que seguimos con nuestro esquema español de comer a las 3 y cenar a las 9, así nos va, que más de una vez nos tenemos que comprar algo en la gasolinera para poder cenar pero ¿¿¿¿quién tiene ganas de meterse un filetón a las 6 de la tarde???? por Dios) y ahora no admitimos niños, y aquí no se puede y aquí tampoco…….Ahora eso sí, cervezas te puedes meter en el cuerpo las que quieras, (así se ven las barrigas que se ven) vestir, pues ir hecha un cuadro que nadie va a decir nada (las niñas están alucinadas y Sara no deja de hacernos comentarios de que a esa no le pegan esos zapatos con esa falda y de aquella, qué horror de pelos lleva, y mira, ¿te has fijado en el color fosforito de las uñas?

Hasta ahora pensábamos que el país donde se veían más gorduras era los USA, pero después de ver la sociedad inglesa en vivo y en directo, entendemos la preocupación de las autoridades sanitarias y de los médicos en general por la obesidad de la población. Los ingleses sobrepasan en mucho a los americanos, no sólo en kilos sino en la cantidad de personas por metro cuadrado que están obesas. Y luego hay que verles comer, claro. En mi vida he visto comerse una pizza de 50 cm de diámetro en tan poco tiempo. Es verdaderamente alarmante. Y nosotros preocupados porque las nuestras son unos palillos…….

Las niñas ya se apañan perfectamente en inglés sobre todo Sara. Se atreve a pedir sola las cosas y a preguntar a quien haga falta: le traduce a su hermana los dibujos animados. Y Ainhoa, aunque es un poco más tímida, también se atreve a preguntar sola y, lo más divertido de todo, juega sola y ella misma se inventa los diálogos en inglés imitando las cosas que han pasado durante el día. Le encanta hacer de camarera…

El paisaje por el camino es precioso, más bien verde, sólo verde, pero qué bien sienta…..qué ovejitas más rollizas, dan ganas de tirarse a echar la siesta en cualquier campiña. Parece que está todo hecho como a medida, como pensado, los campitos bien delimitados, el césped cortadito todo igual, los árboles bien colocados……..todas las flores crecen a la vez, y sigue haciendo un sol de justicia. Hay que fastidiarse, en África hemos pasado frío y aquí en las Inglaterras nos estamos cociendo.

Después de unas cuantas horitas entramos en tierras escocesas. Llegamos a Edimburgo y empezamos nuestra búsqueda de alojamiento. Esta vez optamos por los albergues juveniles porque los B&B que hemos visto por el camino son requetecaros. Los albergues o están llenos o son incluso más caros, así que decidimos ir a las afueras para probar suerte. Y menos mal, a última hora de la tarde aterrizamos en un B$B a buen precio y que nos ofrece una habitación para los cuatro que es una cucada. La mujer nos atiende muy bien, pero nos dice que hay que pagar en metálico porque se les ha estropeado la maquinita. Le pedimos que por favor nos deje ir al cajero porque no contábamos con eso y además tenemos que salir a cenar. Al volver le pagamos la primera noche pero cuando le pedimos al propietario que por favor nos mire por qué no funciona el vídeo que tenemos en la habitación, nos instala uno nuevo y nos deja unas películas diciendo: “os las dejo pero no las rayéis”, todo serio. Nos miramos como diciendo “y a éste qué mosca le ha picado??”

En el desayuno nos encontramos al dueño, todavía muy serio. Le pedimos que por favor nos haga los huevos fritos y nos contesta que “no puede, que esos son los huevos que había para hoy”. Ya tenemos claro que este tipo nos va a dar problemas. Está siendo un antipático y parece que le disgusta que estemos aquí.

Hoy visitamos Edimburgo, ciudad medieval donde las haya. Dudamos si llevarnos la llave y al final, por el riesgo de perderla, la dejamos en la casa. Nos vamos en autobús y paseamos por el centro para llegar al castillo que no visitamos porque es caro y no nos apetece, preferimos pasear por las callejuelas. Compramos nuestras bufandas de lana escocesa, visitamos la cámara oscura (museo de efectos visuales), comemos en un restaurante medieval, nos hacemos fotos con las cabinas rojas, etc, etc…y hasta nos encontramos con un conocido de Luis por las calle……Hace bueno y hay bastante gente en la calle pero nos imaginamos cómo tiene que ser esto en pleno otoño-invierno, lloviendo sin parar y con un biruji de tres pares…….