Mientras Luis se decide y las niñas marean emocionadas entre las rocas, yo tengo que pelearme con las ardillas para que no se coman las patatas fritas. Después de un largo ritual, Luis se mete en al agua y pega un grito porque hasta a él le duele la piel de lo fría que está. Las niñas le animan y yo pienso que como se ponga malo se lo voy a recordar. A las niñas no les dejamos más que mojarse los pies. Luis se envalentona y empieza a tirarse de cabeza desde las rocas. Las niñas le toman fotografías y le filman con la cámara de video.

El caso es que este sería sólo el comienzo del Show que nos esperaba algo más arriba. Bautizamos “Miss Tetis” a la chica de la cirugía delantera y seguimos subiendo. Ahora ya no hay caminito asfaltado, únicamente polvo, sudor y piedras. Y ya divisamos la impresionante caída de la cascada Vernal Fall. Nos acercamos a la poza donde muere el chorro de agua y como era de esperar, Luis hace amagos de darse un chapuzón. Sus intrépidas hijas quieren hacer lo mismo y su brava mujer les sigue dejándose los tobillos entre las rocas hasta que llegamos al borde de la pequeña laguna. Como no tenemos bañadores, pues lo mismo que en  “Niagara on the Lake”; en ropa interior.

PEEEERO de repente el espectáculo deja de ser ese. Mientras Luis recupera poco a poco la sensibilidad en la parte superior de su cuerpo, vemos que un poco más allá, en unas rocas cercanas está “Miss Tetis” que también quiere bañarse en paños menores.

De pronto la cámara con la que rueda Ainhoa cambia de objetivo porque Miss Tetis, está en TANGA. Las niñas se ponen a gritar como locas: ¡¡Está en tanga!! Y claro, el eco haciendo de las suyas, repitiendo a lo lejos… ¡¡Estaaá en tanga,… estaaá en tangaa… estaaá en tanga!! ¡DIOS MIO qué espectáculo! ¡Qué momento! Y es que la amiga, aparte de estar de muy buen ver, llevaba el modelito “Hilo denta1” Las fotos hablan por sí mismas. Incluso llegó a quitarse el sujetador y quedarse allí en top-less en pleno Parque Nacional a 3.000 metros de altura. Los que quieran el video que vayan haciendo cola.

Pasado el espectáculo, Luis y las niñas se visten y abrimos una bolsa de Cheetos. Ahora sí que tenemos que correr porque las ardillas llevan machetes y han sacado las recortadas.

Y vino el peor trozo de la subidita con escalones de piedra de 30 cm de altura resbaladizos y llenos de arena. Ya van tres horas de caminata con unas patatitas, unas uvas y unos Cheetos. A punto de rendirme, ante la insistencia de Luis, los ánimos de alguno que bajaba y sobre todo, esa señora de 70 años que subía como una moto delante de mí, decido llegar al final yo también. Bonitas vistas, sí señor, pero la cascada baja muy escasa de agua. El volumen de agua que cae en primavera hace que el ruido sea ensordecedor, que el valle se cubra por la niebla del vapor de agua  y desde luego sea imposible bañarse en la poza porque te llevaría la corriente.

Hacemos fotos hasta hartarnos y cuando nos damos media vuelta para comenzar el descenso nos encontramos de frente con Miss Tetis de nuevo. No lleva sujetador porque está mojado (ni ropa interior suponemos) y las prótesis casi se salen de la camiseta. Nos susurra con vocecita de Miss Universo:

 -  Are you guys the family that was diving down there in the water?

- Yes it was us. . - Le contesté.

- La tía se vuelve hacia Luis y le dice:.- Oh I just wanted to say how brave you are. The water was freezing and you were even diving……You are cool!!

De bajada, las niñas y yo la empezamos a despellejar.

Luis y las niñas descienden dando saltitos como Caperucita y a mí me empiezan a temblar las rodillas de amortiguar las escaleras en la bajada. Cuando llegamos al coche nos vamos corriendo al punto más alto del valle llamado Glacier Point a ver el atardecer y la salida de la luna llena. Allí felizmente a las seis y media de la tarde sacamos por fin nuestras provisiones (ya sabéis el menú) y de nuevo nos acosan las avispas.

La verdad es que todo el esfuerzo ha merecido la pena. El atardecer desde Glacier Point es absolutamente ESPECTACULAR. Las vistas no pueden ser más impresionantes. Desde aquí sí que se aprecia la majestuosidad del Half Dome; imponente, soberbio frente a nosotros liderando todo el Valle. Te sientes como un liliputiense pues las dimensiones de la naturaleza son exorbitantes. Como colofón, la salida de la luna llena fue como mística. Enorme, anaranjada y brillante fue apareciendo sumisa tras la línea azabache del horizonte bajo un cielo azul marino repleto de estrellas. Nos fuimos ya de noche, agotados, con agujetas pero radiantes de alegría e hipnotizados por un espectáculo que no olvidaremos fácilmente (incluido el strip-tease gratuito de Miss Tetis).

16 de septiembre          YOSEMITE y más Yosemite

Hoy nos hemos levantado un poco antes a ver si por fin podemos salir a una hora decente para ver cosas. Después de desayunar en el motel emprendemos nuestro camino con todo el equipaje hacia la parte alta del parque Yosemite, una zona menos popular. Por la mañana paramos en Mariposa Grove para ver más sequoias y aprendemos que el nombre de Sequoia no lo puso ningún biólogo, era simplemente el nombre de uno de los indios Yakús que acompañó a uno de los primeros pioneros en recorrer este incomparable paraje.

Con ritmo bastante tranquilo atravesamos unas 40 millas de curvas del parque. Hacemos un alto en el camino para comer nuestro cotidiano pic-nic y por fin llegamos a un lago espectacular, con playitas al borde y unas paredes montañosas que quitan el hipo. Un poco más adelante llegamos a Toulum Meadows, unas llanuras de pastos que en esta época están todas amarillas. Son unas campas preciosas rodeadas de abetos y pinos red woods junto a pequeños riachuelos. Nos paramos para dar un paseíto y de pronto Ainhoa divisa a lo lejos la cornamenta enorme de un ciervo. Sara sale disparada para acercarse. Había que cruzar el río pero no importa, cubría sólo unos 10 cm y con nuestras súper botas no había problema. CONSEJO: en estos casos es mejor apoyarse suavemente en el agua y no saltar y correr porque así te entra mucha más agua.

Luis llegó sequito, nosotras no, pero nos pudo más la emoción de acercarnos al Ciervo. En estas nos damos media vuelta y vemos una escena al más puro estilo “Marlboro Country” un vaquero con una fila de caballos atravesando la llanura. Por aquí se pueden hacer excursiones a caballo e incluso de guía de ganado, opción tentadora que no entra en nuestro presupuesto.

Esta zona del parque, excepto en los lagos y las llanuras, es más monótona y la carretera se hace bastante pesada. Quizá por eso hay menos turismo o simplemente la naturaleza es selectiva con el dominguero (que aquí también los hay) por no hablar de los chinos, que como siempre están por todas partes. Atravesamos el parque de Oeste a Este porque tenemos reservada una habitación en un motel de Mammoth Lakes, un pequeño pueblo al Sureste del Parque.

La salida del parque al atardecer es magnífica. Después de rodear unos cuantos montes de granito, aparece ante nosotros una pendiente laaaaaarga y con pocas curvas desde la que se divisa el infinito y un gigantesco lago, el Mono Lake. La espalda de las formaciones graníticas del parque hace frontera con el desierto de colinas e inmensas llanuras que hay hacia el este. Seguimos al sur y volvemos a ver abetos y pinos. Estamos en Mammoth Lakes. Aunque habíamos oído hablar alguna vez de este lugar, no nos imaginábamos que iba a ser tan bonito. Es una zona de ski muy conocida, rodeada de cumbres de dos mil y pico metros y llena de pequeños lagos y ríos que lo hacen la meca de la pesca en USA. El pueblo es pequeño y coqueto, como Candanchú, una estación de ski que en pleno Septiembre está medio muerto pero que en primavera e invierno tiene mucho ambiente. Hay varias galerías de arte porque muchos fotógrafos medioambientales tienen aquí su mina. Por mucho que os contemos, no os podréis hacer una idea de lo bonito que es. Seguramente en internet haya fotos muy buenas que os darán una mejor idea.

Llegamos al motel y nos vamos a cenar…pizza. Luis ya ha empezado a tomar Ibuprofeno porque le duele la garganta.

17 de septiembre          En MAMMOTH LAKES

Después de un despertar tranquilo, nos vamos a hacer un sendero que nos lleva a una catarata. Escondida en medio de un bosque que está bastante pelado porque se quemó hace años. La cascada es tan grande e impresionante como las de Yosemite, de hecho con bastante más agua. Antes paramos en unas cuadras donde se pueden contratar excursiones a caballo. Pero lo de llevar a una niña cada uno no cuela y el presupuesto se nos dispara, así que decidimos ir andando. Comimos en la orilla de un lago y esta vez nuestro menú diario de pic-nic ha variado un poco. ¡Hoy tenemos sardinas en aceite! ¡Es tal la alegría que nos ponemos a cantar unas jotas! Para aquellos duchos en el folklore aragonés, diremos que cantamos concretamente la famosa tonadilla de “Las mozas de Villalpando”

Según bajamos del monte recogemos a un chico que hace auto-stop. Está de luna de miel porque se acaba de casar. Le contamos lo del viaje, se emociona y nos invita a utilizar un jaccuzi al aire libre que tienen en la urbanización donde vive en Mammoth Lakes. Pero no podemos aceptar. Tenemos tres horas de viaje por delante y millones de millas para llegar a Lake Tahoe al norte de San Francisco. Otra vez será.

Ya de noche llegamos a Lake Tahoe, frontera entre Nevada y California. Lo que implica que la ribera derecha del lago está repleta de Casinos y la izquierda de mansiones de pijos de San Francisco. Dormimos en un hotel cercano y mañana pasaremos el día con un antiguo compañero de trabajo de Luis que tiene una casita en el lago.