30 de diciembre Resucitando del cabreo
Mañanita de gestiones, reclamaciones, anulaciones de hoteles, búsqueda de hotel en Buenos Aires, compra de los billetes del barco
que nos lleva a Colonia Sacramento,…. ¡Qué stress! Nos acordamos varias veces de LAN y de la madre que los parió. Por fin, volamos
a las seis y llegamos a Buenos Aires. El hotel que hemos reservado por Internet tiene una habitación diminuta y no vale el precio
que pagamos. Luis negocia y consigue una buena rebaja.
¡Muy a nuestro pesar, con tanta queja y reclamación, parecemos ya más ejecutivos de negocios que turistas! Se suponía que de esto
era de lo que escapábamos ¿no? Evidentemente, los problemas e incidencias no acaban porque te vayas de viaje; sólo cambian de ubicación
y de nombre.
31 de diciembre ¡¡ Por fin en Uruguay !! Año Nuevo en Piriápolis
Tras madrugar, ver de pasada los coches del Dakar expuestos en la Avda. 9 de Julio, una hora de barco y dos de bus, llegamos por fin
a Montevideo donde nos esperan Jorge y Gaby. ¡Nos abrazamos todos emocionados! Parece mentira que estemos aquí. Según salimos de la
Terminal de autobuses nos acoplamos TODOS como podemos, seis personas, las maletas y trastos correspondientes en el coche de Jorge
y salimos disparados para Piriápolis. No paramos de hablar en todo el camino, teníamos muchas ganas de vernos y todos queremos contar
algo, hay atasco pero nos da igual… al rato llegamos a la preciosa casita de campo de la familia Quintana (curiosamente Jorge se apellida
como Amaya, deben ser primos decimoquintos o algo así). Bueno, ya estamos aquí, sanos y salvos….
Cuando llegamos a la casa…ohhhhhhhh!!!! Qué pocholada……La familia de Jorge tiene esta casa de playa desde hace muchísimos años y vienen
aquí de vez en cuando, aunque cada vez menos. Nos presentan a los padres y familiares de Jorge ¡todos encantadores! Hay tres niños
de edades parecidas a Sara y Ainhoa. Sebastián, Magdalena y Nati conectan con nuestras hijas desde el primer momento y no paran de
jugar.
En el porche hay preparada una megacena de Nochevieja. ¡Dios mío, hay de todo! Nos sentamos juntos, charlamos, hacemos fotos y brindamos
hasta la media noche. Y entonces, empieza el follón. Aquí no hay uvas, pero todo el mundo lo celebra con fuegos artificiales. Se oyen
estallidos y se ven resplandores por todos lados. El cielo se llena de luz y color y las familias de alegría lanzando los cohetes
y felicitándose el nuevo año de unos jardines a otros. Durante quince minutos, aquello parece las Fallas de Valencia. Jorge padre
saca un montón de petardos y cohetes. Niños y grandes lo pasamos genial.
Es una manera distinta de recibir el año. Sin campanadas, ni uvas, ni frío, en cambio fuegos artificiales, playa y calor, mucho calor.
Estamos muy a gusto, pero nos acordamos de nuestras familias y las echamos mucho de menos.
Sólo quedan cinco días para Reyes
Del 1 al 4 de enero del 2009 Relax en "JOHORQUI", el wellness center de la familia Quintana
El día de año nuevo, como es tradicional, lo empezamos durmiendo hasta el mediodía. La celebración de la noche acabó tarde, lo que
unido al cansancio arrastrado de los días anteriores, hacía imprescindible un poco de descanso. Nada más levantarnos, nos encontramos
con un desayuno buffet digno del mejor hotel de cinco estrellas. Toda la familia de Jorge, especialmente Ana, su madre, es un encanto
y nos trata a cuerpo de Rey. ¡Nos sentimos como en casa!
Pasamos los siguientes días disfrutando de las hermosas playas jugando con los niños, de la compañía de nuestra 2ª familia, de los
recorridos nocturnos por el paseo marítimo de Piriápolis y de las comilonas en el porche de Villa JOHORQUI.
Y os preguntareis… ¿Qué
significa eso de JOHORQUI? Pues la acogedora finca donde se encuentra la casita en la que nos alojamos y que para nosotros es como
estar en un SPA con todas las comodidades se llama JOHORQUI en honor al primogénito de la familia: JORge HOracio QUIntana. (Lo sentimos
Jorge, pero lo teníamos que explicar)
Piriápolis es un balneario de playa tranquilo. Sus playas son magníficas; Amplias, de arena blanca y aguas cristalinas. Abunda la
clase media y escasean las aglomeraciones, justo lo contrario que la vecina y famosa Punta del Este que visitamos el viernes, Meca
de la pijería argentina, uruguaya y brasileira que ahora, a comienzo del verano, ya está a rebosar.
Piriápolis es un balneario de playa tranquilo. Sus playas son magníficas; Amplias, de arena blanca y aguas cristalinas. Abunda la
clase media y escasean las aglomeraciones, justo lo contrario que la vecina y famosa Punta del Este que visitamos el viernes, Meca
de la pijería argentina, uruguaya y brasileira que ahora, a comienzo del verano, ya está a rebosar.
El centro es caótico y los atascos están a la orden del día. Es como una mini Marbella. A nosotros nos gustó la zona de Punta Ballena,
por las mansiones de diseño que llenan su costa con jardines de césped que llegan como suaves alfombras al borde mismo de la playa
y por la encantadora y entrañable Casa Pueblo, una urbanización preciosa construida toda en yeso blanco al modo de nuestra Binibeca
menorquina. Allí nos tomamos unos granizados y disfrutamos de un atardecer único. (Sin fotos, lo sentimos. Forman parte de las borradas
por error)
El sábado fue un día completito. Amaya y Luis nos pasamos la mañana haciendo gestiones en un Internet café. Por la tarde fuimos a la playa, nos bañamos, hicimos castillos de arena y nos inventamos una competición para los niños. Participamos en carreras a la pata coja, a carretilla y buscamos las fichas del tejo (como la petanca, pero con fichas planas de madera) escondidas en montículos de arena por toda la playa. No paramos de reír.
Cerramos el día dando una vuelta nocturna por Piriápolis. El paseo estaba repleto de puestos de artesanía, de caricaturistas, pintores
y artistas de todo tipo. Los niños se hicieron de todo. Ainhoa, Magdalena y Sara un tatuaje de gena y unas coletas en el pelo,
Sebastián un retrato que pagó con sus propios ahorros y la pequeña Nati, un maquillaje especial tipo princesa.
Ya pasada la medianoche, cuando los niños al fin se durmieron, salimos con Jorge y Gaby a tomar unas copillas y bailar un rato. Aquí
es como en España, el ambiente empieza sobre las dos de la mañana. Charlamos, bebimos y bailamos hasta las tantas. Nos encantan Jorge
y Gaby. Sintonizamos de una manera especial. ¡Quién nos iba a decir cuando les conocimos hace meses haciendo Couchsurfing en nuestra
casa de Madrid, que compartiríamos un fin de año con ellos aquí en Uruguay!
Ya sabéis, el mundo es más pequeño de lo que crees.
El domingo fue nuestro último día en Piriápolis. Nos costó mucho irnos. Y no es para menos, con tanto mimo por todas partes. Familia
Quintana, queremos agradeceros a todos los maravillosos días que pasamos en JORHOQUI. Los vamos a echar mucho de menos. A Ana y a
Gabriela por cocinarnos platos tan ricos, dajarnos hacer la colada y estar pendientes de cada detalle. A Jorge padre por hacernos
sentir como en casa. A Pablo por las interesantes sobremesas. A Sebastián, Magdalena y Nati por haber hecho felices a Sara y Ainhoa
que no querían marcharse ni atadas y a Jorge y a Gaby, por todo lo anterior y mucho más; Por hacernos vivir una amistad que ya es
para siempre.
Tras la dura despedida familiar, partimos con Jorge y Gaby hacia Montevideo. Llegamos al atardecer e hicimos una visita relámpago
en coche. Nos pareció una ciudad apacible, tranquila y con un ambiente bohemio donde los haya. Orientada por completo al mar con unas
ramblas y un paseo marítimo de varios kilómetros frente a la playa. Nos quedamos con ganas de haberla visto mejor y de tener más tiempo
para conocer sus secretos. Seguro que volveremos.
5 de enero 2009 ¿Vendrán los Reyes hasta Colonia de Sacramento?
Nos levantamos todos pronto y Jorge y Gaby se despiden de nosotros en la Terminal de autobuses. Besos, besos y abrazos y el ojala
nos volvamos a ver pronto de verdad. No nos hemos ido y ya les echamos de menos.
Tenemos la gran duda de si vendrán o no los Reyes hasta aquí. Las niñas tienen una ilusión loca. Así que, por si acaso, nosotros ponemos
nuestros zapatos debajo de la ventana y dejamos galletas y fruta para SSMM.
Dos horas de bus más tarde llegamos a Colonia de Sacramento en la costa, desde donde mañana tomaremos el ferry a Buenos Aires. De
camino andando con las mochilas al hotel que teníamos reservado, vemos otro que nos mola más y nos quedamos. Por la tarde vamos a
ver el casco histórico, declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO….curioso, la mayoría de los sitios donde aparcaron los
jesuitas son todavía hoy lugares de interés turístico. Pequeño, de calles empedradas y casitas de colores, el pueblo nos recuerda
lejanamente a Antigua en Guatemala o Trujillo en Extremadura.
¿Queréis saber más sobre Piriápolis, Punta del Este, Casa Pueblo y sobre Uruguay en general? ¿Queréis ver fotos e imágenes? El Webmaster
tiene la solución...haced click sobre la imagen de abajo