index052025.jpg
index052024.jpg
index052023.gif
blurmetallb.gif
index052022.jpg

18 de enero        Búzios, dosis brasileña en vena

Con nuestro mini-coche y sin mapa nos las apañamos para llegar a casa de la madre de Helio en una urbanización privada cerca de la costa. En el viaje vemos un paisaje frondoso, todo verde con colinas, prados y palmeras sobre las que el mar asoma de vez en cuando.

Llegamos a la casa y la hermana de Helio no está así que nos recibe su marido. Es un chalecito independiente muy cuco con un pequeño jardín y piscina. Dejamos los trastos y nos vamos como locos a refrescarnos a la playa. Ha despejado y hace un sol de mareo. Nos alquilamos una sombrilla y nos metemos en el agua; está helada pero nos da igual. La costa es muy parecida a la de Galicia, igualita pero con palmeras y además el portugués se parece bastante al gallego, si no fuera por los mulatos creeríamos que estamos en las Cíes.

Búzios es una pequeña península montañosa que penetra en el mar y que tiene varias playas. Puedes elegir entre tranquilas para la familia, con viento para surf o juerguistas para el que se apunte. En todas hay chiringos sobre la arena y una ambiente “brasileiro” de primera. Y en ninguna como en la que estuvimos por la tarde, una playa pequeña en la que después de un bañito, en esa hora en la que la gente recoge y sólo quedan los últimos bebiendo una cervecita aprovechando el último rayito de sol, oímos música alta al fondo y gente arremolinada al final de la playa.

Después del bailoteo y la exhibición que nos ha dejado medio tontos y agotados, nos damos un garbeo por el pueblo costero de Búzios, rincón turístico de la jet brasileña, con un ambiente exclusivillo, casitas coloniales y  multitud de pousadas (hoteles). Desde luego, un buen sitio para perderse. Paseamos, hacemos fotos en el muelle y nos tomamos unos perritos calientes. De vuelta al chalecito de Helio nos pegamos un buen susto. Por muy poco no atropellamos a un borracho que bailaba demente en medio de la carretera. Estaba totalmente oscuro y como él era negro no le vimos. Faltó poco, gracias a que lo vio Amaya y dio un grito, si no, nos lo llevamos por delante.

Antes de dormir, charlamos un rato con Julia y su amiga en inglés y finalmente nos acostamos en dos colchonetas dobles inflables. Otro día improvisado para recordar.

19 de enero        De vuelta a Rio de Janeiro

Nos despedimos de nuestros anfitriones dándoles mil gracias por habernos alojado sin conocernos de nada y de camino a Río paramos en Arraial do Cabo, otro pueblo muy turístico que las guías ponen muy bien, pero que a nosotros no nos gusta nada. No tiene ni de cerca, el encanto de Búzios.

Vemos las dos playas más grandes del pueblo y la primera es estrecha, sucia y está hasta la bandera, la otra no está mal, pero tiene en frente el astillero del pueblo con todos los barcos mercantes allí mismo. ¡Horrible! Justo cuando salíamos del pueblo nos da por meternos por un caminito y dimos con la Playa “Do Pontal”; amplia, hippie, tranquila, de arena blanquísima y con unas pequeñas islas frente a la costas. ¡Perfecta!….allí pasamos el día. Comemos allí tranquilos, dormimos un poco la siesta y nos damos el último baño bajo el sol “caribeño”. ¡Esto sí que es vida! 

Cuando llegamos a casa de Helio oímos música dentro y la puerta está cerrada. Está en clase de baile. Nos vamos a tomar algo rápido para cenar y subimos al rato. Charlamos mientras nosotros nos preparamos para ir a la cama  y él se acicala para ir a bailar con la que le prepara la cena.

20 de enero        De camino a Paraty

Helio amanece con la chica del segundo día y nosotros empezamos a empacar otra vez. Nos dice que nos echó de menos los dos días que faltamos porque, aunque sale mucho por las noches, vivir sólo le aburre mucho y Couchsurfing le da bastante vidilla. La verdad es que no ha podido ser más flexible y atento con nosotros. Nos da pena irnos pero no queda más remedio. 

Nos acoplamos en el coche y nos vamos al Sur, a Paraty otra ciudad Patrimonio de la Humanidad con sabor colonial portugués… Nada más salir de Río el paisaje empieza a ponerse feo y todo es cada vez más gris. No tenemos mapa y la carretera es tercermundista. Tenemos la sensación de estar dando vueltas en círculos por la selva hasta que por fin vemos el mar otra vez.

Empezamos nuestro periplo de búsqueda de alojamiento a eso de las ocho de la tarde y encontramos una Pousada en las afueras del pueblo con mucho sabor y encanto. Lo que nos gusta, un lugar pequeño pero muy acogedor, con una habitación amplia, piscinita e Internet. Todo lo que necesitamos. ¿Qué más se puede pedir? 

index052021.jpg

Comemos en un chiringo de playa como los de antes, de madera, sobre la arena y con toldos de colores que dan sombra al personal. En esto que las niñas intentan pedir un vaso de hielo en portugués: “Un copo de yelo por favor” y resulta que el camarero es argentino-español. Está casado con una catalana y se iban a comprar un piso en Barcelona, pero decidieron que con la entrada mejor se compraban un chalet en Brasil y aquí están, viviendo más barato y mucho más felices. Y no paramos… ¡Bla, bla, bla…hablamos sobre vidas diferentes, nos da consejos y nos recomienda sitios donde ir.

index052020.jpg
index052019.jpg
index052018.jpg
index052017.jpg
index052016.jpg

Nos acercamos a meter la nariz y resulta que hay una actuación de un grupo en una terraza cantando ritmos del país y con una bailarina que mueve la cadera y lo que no es la cadera logrando contorsiones medio imposibles. Las niñas, boquiabiertas, se ponen en primera fila y Luis tiene una sonrisa de oreja a oreja y no para de grabar. La mulata no para de bailar lo más sexy que os podáis imaginar y de vez en cuando le ponen bajo las piernas una botella a la que tiene que llegar doblando las rodillas sin llegarla a tocar. TODO el mundo baila como poseso alrededor nuestro. ¡Puro Brasil en vena, chicos! ¿Quién se quiere ir de este país? ¡NADIE! ¡Nosotros tampoco! Fue un rato requete divertido que dedicamos especialmente a nuestros amigos.

index052015.jpg
index052014.jpg
De playa en playa, bronceándose pero bien pertrechadas de gorras y pareos varios que la capa de ozono está muy fastidiada
En Búzios la verdadera animación comienza al atardecer...
¡¡Pssst! Un secreto para viajeros experimentados...Las playas de las Islas Cíes son mejor que estas.
index052013.gif
Un mapa del estado de Rio de Janeiro para que os orientéis. Un click y lo ampliais
La Praia Do Pontal tiene muy buena pinta, sí señor....
index052012.jpg
index052011.jpg
index052010.jpg
index052009.jpg
index052008.jpg
index052007.jpg

21 de enero        Paraty

Llueve sin parar y como no tenemos plan, ni prisas, descansamos como reyes. Por la mañana Amaya y las niñas salen a ver el casco histórico y hacer alguna comprita, mientras Luis se queda descansando. ¡Está agotado!

Paraty era un antiguo puerto portugués desde el que se embarcaba el oro del interior. Con la abolición de la esclavitud mucha de su población emigró y cayó en el olvido durante décadas pero conservó sus calles empedradas, iglesias coloniales y casitas de colores al estilo portugués, lo que le llevó a ser declarado Patrimonio de la Humanidad. Todo ello, unido a sus extraordinarios alrededores con costas llenas de playitas escondidas e islas tropicales, empezó a atraer mucho turismo convirtiéndose en destino de referencia en Brasil y en todo el mundo.

Comimos en lo que aquí llaman "Al kilo" unos restaurantes muy sencillos de tipo buffet donde pagas la comida al peso. Normalmente tienen ensaladas y pasta de primeros y pescado y carne a la brasa de segundo. ¡Sale baratísimo! y es una fórmula muy extendida en Brasil.

Por la tarde pasamos a ver unas cascadas cercanas, las "Cachoeiras del Tobogá" una sorpresa en medio de la espesura de la selva. Se llaman así porque el agua se desliza por una enorme roca a modo de tobogán y por allí se tira la gente hasta la poza donde acaba. Está lloviznando y no invita mucho a bañarse la verdad, así que nos hacemos fotos y volvemos a nuestra Pousada a conectarnos en la terracita del desayuno. Las gotas caen sobre el patio de la finca mientras nosotros nos tomamos un café oyendo una Bossa Nova de fondo. ¡Viva Brasil!

22 de enero        Trinidade,un rincón hippie para nuestro delite

Amanece poco prometedor pero decidimos movernos para ver alguna playa sin prisas. A pocos Km de Paraty, por un desvío escondido y una carretera llena de baches con una inclinación de por lo menos el 60%, llegamos al fin a una playa fabulosa que debe ser la meca del surf.

Un poquito más adelante aparece un poblado con una calle por la que ir descalzo y con trenzas rastas colgando. ¡Esto nos va! Desde el aparcamiento se oye a Bob Marley a toda pastilla… Cuando nos asomamos a la playa resulta ser uno de esos rincones medio vírgenes conocido sólo por locales y hippies de pro con varios chiringos en un entorno tranquilo de "buen rollo", pulseritas, mate en la mano, tobilleras, el rasta de turno bailando en la arena y el brasileiro típico que entrena capoeira como loco (Los dos de la foto son una mala imitación)

Está nubladillo pero no llueve, así que aquí nos quedamos a pasar el día, paseando hasta los islotes y ambientados con la musiquilla. A último hora nos vamos en una barquita a la orilla de enfrente donde hay unas piscinas naturales ocultas entre las rocas y la maleza. Al volver nos damos cuenta de que Sara no tiene sus sandalias y como nos hemos cambiado varias veces de sitio no sabemos dónde las ha dejado. Las buscamos durante un buen rato y preguntamos a todo el mundo, pero nada. Le han durado una semana, desde Iguazú. Menos mal que ayer le compramos unas de goma en el pueblo. Llegamos a la conclusión de que alguien se las ha apropiado, aquí ya nos han avisado de que se llevan hasta los pensamientos si pueden. ¡Ala, otra pérdida que añadir a la lista! Esto no sería ningún drama si no fuera porque solo llevamos dos tipos de zapatos cada uno: Unas botas y unas sandalias.

De vuelta al pueblo buscamos unas decentes pero lo único que hay son chanclas de playa. Por la noche vuelve a llover. Aburridos, nos traemos la cena de "al kilo" a la Pousada y empezamos a planteamos si volver a Río, estamos cansados de tanta lluvia y este es un sitio de playas…

index052006.jpg
index052005.jpg
Luis a punto de iniciar una pirueta mortal típica de la Capoeira (la toalla azul es un añadido personal de Luis)
index052004.jpg
index052003.jpg

23 de enero        Prumirim  ¡¡ Qué playas !!

Sigue gris en Paraty. Nos vamos más al Sur a probar suerte y la encontramos. Aterrizamos en la playa de Prumirim. Los accesos a la costa son recónditos. Están muchas veces como escondidos y tienes que cruzar unos metros de selva, pero en cuanto se acaba la vegetación te quedas con la boca abierta. Las playas son fenomenales, de arena fina y blanca y agua verde transparente con grupos de enormes rocas negras redondeadas y con palmeras que llegan hasta la misma orilla. En esta hay además un par de chiringos que parecen muy rústicos, con ritmito brasileño, claro, pero que ofrecen menús demasiado caros. Pero da igual porque la playa es de esas de película a las que llegan los conquistadores.

index052002.jpg
index052001.jpg
blurmetallb.gif
blurmetallc.gif
Arena, rocas, selva y un mar limpio...Esto es Prumirim
blurmetallc.gif
.