16 de octubre En las ruinas de Tulum y la laguna de Xalku
Amanece despejado y mientras recogemos piso una abeja con el mismo pie donde todavía tenía el cristalillo que me clavé en Playa del
Carmen. ¡Vaya racha! Ahora ando cojeando como una ancianita. Pero tras aplicar la pomada que compramos para aliviar el picor de los
mosquitos el dolor se calma un poco.
El camino de vuelta se nos hace más corto y se ve mejor porque está más seco. Llegamos a Tulum y vemos sus ruinas. Tulum es bastante
pequeño y no es tan impresionante como otros yacimientos, sin embargo se encuentra en una ubicación privilegiada al borde de un pequeño
acantilado junto al mar azul turquesa y unas playas de arena marfil y olas de espuma blanca. El césped que rodea las ruinas es el
más verde que hemos visto y por todas partes hay iguanas, pequeñas, grandes y gigantes acostumbradas a la presencia humana. La panorámica
es indescriptible. Un lugar fascinante. En sus playas te puedes bañar junto construcciones mayas de 700 años de antigüedad.
Nos llevamos los bañadores y unas toallas pero encontramos las playas cerradas porque es temporada de desove de las tortugas y están
protegidas. ¡Mala suerte!
Por la tarde fuimos a la laguna de Xal-kú, un entrante de mar que forma un pequeño lago protegido de las corrientes. Allí se
puede hacer snorkle e incluso ver a los peces desde fuera porque hay muchos y el agua es tan cristalina… Este sitio antes era público
y venían los locales a bañarse, ahora es privado y hay que pagar para entrar. Han hecho un pequeño parquecillo alrededor del agua
con estatuas y diferentes obras de arte y está muy agradable. Las niñas y yo buceamos juntas con Luis que nos iba mostrando los peces
y nos decía sus nombres. Uno de los lugares con mejor visibilidad y más peces fue la bahía de las ballenas, así la bautizamos porque
había tres americanas bastante magras allí con sus flotadores retozando felices cual morsas en el agua. Justo antes de irnos, Luis,
que no salió del agua ni un momento, nos llamó porque vio un grupo de peces loro reina de gran tamaño. Sara no se lo pensó un momento
y se tiro al agua para verlos. Ainhoa lo intentó, pero le dio un poco de frio. Allí estaba Sara dando gritos de admiración por el
tubo y es que eran tan grandes como ella.
De vuelta a Tulum paramos a cenar en una taquería del pueblo y después de hincharnos a tacos y quesadillas nos fuimos para el hotel
a dormir. Mañana salimos para Belice.
Aquí acaba el recorrido de Luis, Amaya, Sara y Ainhoa por la costa mexicana y a partir de ahora se adentran en Centroamérica para recorrer Belice, Guatemala y... no lo sabemos. Aquí os pongo el último correo enviado por Amaya en el que nos relatan sus dificultades debido a las intensas lluvias que han caído por allí durante los últimos días. Pronto, más aventuras en....
Hola a todos,
OS adelanto un poquito lo que ya veréis en la web…
Ahora mismo nos encontramos en un pueblo P-R-E-C-I-O-S-O, llamadoAntigua, que es patrimonio de la Humanidad y que respira aire a Trujillo. Con todas las calles empedradas, de estilo colonial español
y con muchaa artesanía local. Llegamos ayer a Guatemala City, donde nos recibió mi amigo Javier. Con el trabajé año y medio en la
Fundación del Valle y que se ha portado de maravilla con nosotros. Nos ha dejado un coche para ir de excursión por estos pueblos de
Dios. Mañana iremos hacia Chichicastenango, famoso mundialmente por su mercado. Los aldeanos bajan de las montañas en sus burritos
para vender sus productos en la plaza. Es muy colorido y las fotos más típicas de los típicos indígenas de Guatemala son de allí.
Luego iremos hacia Panajachel, al borde del lago Atitlán, desde donde se ven los tres volcanes. Nos han contado que es muy bonito.
A ver si hay suerte con el tiempo porque hasta ahora, dentro de lo que cabe la hemos tenido.
Aquí ya hace más fresco y vamos con nuestros
forritos polares, después de haber estado tanto tiempo sudando los calores tropicales de la jungla.
Hemos tenido que cambiar
un poco los planes por la tormenta tropical que está afectando a Centro América. Tuvimos que salir dos días más tarde de la isla de
Ambergris en Belice porque los pasos por carretera desde Belice City hasta Tikal en Guatemala, estaban cortados por las inundaciones.
No os imagináis lo que ha llovido en la isla y en Tikal. Pero aprovechamos el último día y a pesar de las amenazadoras nubes negras
nos fuimos a hacer una excursión de snorkel al arrecife. Nada más saltar de la barca se ven tiburones gato, tortugas , peces, peces
y más peces, morenas...O sea, que las niñas yo, en un sólo día de snorkel hemos visto más de un tirón que Luis en 100 inmersiones...je,
je.....Cuando por fin pudimos tomar el autobús en Belice City (que según las fotos era un Pullman con baño y todo y resultó un “chicken
bus”, o sea, una camionetita maloliente en el que venían otros guiris más atrevidos que nosotros) pudimos comprobar in situ
los destrozos de las lluvias: campos inundados, la carretera era un barrizal por el que esta super camioneta hacía rally, y casas
al borde del agua, y el puente de la frontera con el agua hasta el cuello. Pero ahí íbamos nosotros con nuestros dos amigos del hotel
de la isla que decidieron acompañarnos y con otros 7 guiris más..y el conductor, que podía con todo. LA entrada en Guatemala es por
una zona rural, muy muy muy pobre. Por fin después de cuatro horas de viaje llegamos a Tikal y nos alojamos directamente en un hotel
del parque. Al día siguiente, esquivando la lluvia otra vez, pudimos visitar las ruinas que son una PASADA, espectaculares,
impresionantes....en medio de la selva, con mil millones de mosquitos cebándose en nosotros y con un calor y una humedad de selva....Las
niñas se lo pasaron bomba. Un día después estábamos con nuestros amigos en Flores, un pueblecito muy pocholo que está en una islita,
y que ya era más civilizado. Nos alojamos en un albergue juvenil en el que había muy buen ambiente, muy hippy todo. Con internet
(las niñas jugaron a un juego de vestidos), , con comida abundante y baratísima, con rinconcitos para charlitas, lucecitas por todos
lados, perro, loros, guitarras....y al refugio de otro aguacero ........LA idea era ir en bús a Ciudad de Guatemala, pero entre que
las carreteras estaban complicadas por las inundaciones y que tardaba 10 horas en hacer 400 km, decidimos coger un avión a la capital,
que tardó 35 minutos.
Después de ver los alrededores del lago Atitlán volveremos a Ciudad de Guatemala pero no sabemos qué haremos
después porque el paso hacia Honduras está cortado por tierra en el Oeste (para después ir a la isla de Roatán a bucear) En Roatán
parece que hay tormenta tropical también...Pero volar a Managua o a San José en Costa Rica nos sale muy caro....Ya veremos........
Bueno,
seguiremos en contacto.......
Las niñas están creciendo. Los pantalones largos que les traje ya les quedan pesqueros....
Amaya
17 de octubre San Pedro, la “isla Bonita” de Madonna
Madrugamos un poco, entregamos el coche y cogemos el bus que nos llevará a Chetumal, en la frontera entre Méjico y Belize. Merece
la pena coger los autobuses de primera porque son bastante mejores y muy seguros. Los locales tardan más y son de otra década. En
Chetumal cargamos las mochilas y comemos rápidamente en una pequeña taquería frente a la estación de autobuses ya que en una hora
sale el bus para Belice, que nos dicen que es de primera pero en realidad es uno de los de segunda de Méjico. De repente todos hablan
inglés otra vez. En el camino paramos a hacer los trámites aduaneros. Nos encontramos con una familia de maíz, que sube en la frontera,
con tres niños vestidos de granjeros que había que verlos; con su sombrerito, su camisa a cuadros y sus petos vaqueros, todos rubitos
y con esos ojos azules, azules.
Al llegar a Corozal, primer pueblo de Belice, nos vamos en taxi al aeropuerto para coger una avioneta que nos llevará a San Pedro,
una preciosa isla que se encuentra en el cayo de Ambergris y a la que llaman "La isla bonita" famosa por la canción de Madonna del
mismo nombre. Estamos en Centroamérica y los taxis tienen como miles de años, es milagroso que funcionen… ¡Ah!, por cierto, hay una
hora menos que en Méjico.
Ainhoa pregunta que dónde está el aeropuerto porque allí sólo hay un trozo grande de asfalto. Y efectivamente, es que es una mini
pista donde sólo operan dos compañías de avionetas que van a los Cayos. En la avioneta yo intento descifrar las medidas de socorro
en un pedazo de papel que me encuentro en el asiento de adelante. Siempre lo hago. Alguien me dijo una vez que debo ser la única pasajera
que mira a las azafatas cuando hacen el ritual de las medidas de emergencia, pero aquí no cabe azafata alguna, apenas entramos los
10 de la capacidad de la avionetilla.
En el corto trayecto de media hora, vemos las playas de la costa, las marismas de los cayos, y el mar al fondo salpicado por un millar
de diminutas islas con casitas de colores rodeadas de palmeras. ¡¡Aterrizamos en San Pedro, estamos en el Caribe beliceño!!
Andamos con nuestras mochilas hasta el hotel que habíamos reservado frente a la playa; el Conch Shell Inn, una construcción colonial
caribeña en colores blanco y rosa y con una terraza corrida en la segunda planta. La habitación es chiquitina pero muy acogedora y
las vistas sensacionales. Hace una tarde soleada, así que después de acoplarnos un poco, nos bañamos en la playa e inspeccionamos
los alrededores. Ha sido un largo día de paso de fronteras, pero ya estamos aquí con ganas de disfrutarlo al máximo.